Teoría y distintos tipos de apego. Cap 37.

 


La teoría del apego


Freud sugería que los niños se apegan a la fuente del placer. Los niños en su etapa de desarrollo oral se apegan a las madres, porque estas los alimentan, cubriendo así sus necesidades orales.

Algunas de las primeras teorías del comportamiento sugerían que el apego simplemente era una conducta aprendida. Proponían que el niño se apegaba a la fuente de alimento y protección.

La concepción kleiniana (Melanie Klein primera discípula de Freud en trabajar con niños) de que las relaciones objetales (entendiendo generalmente como tales otras personas) internalizadas y las fantasías surgen del interior del niño, en lugar de emerger (como defendía Bowlby) de las interacciones del niño con otras personas. 

Jean Piaget afirmaba que las acciones del niño hacia los objetos tienen como resultado el conocimiento tanto del mundo físico como del impacto del niño en el mismo, conocimiento que se registra internamente en forma de esquemas. Bowlby indicó que las acciones repetidas de los niños con los cuidadores tiene como consecuencia el conocimiento del mundo interpersonal, que se registra internamente en forma de Modelo Operante Interno.

Bowlby observó que comida y protección no eran suficiente, que simplemente no excluían la separación y la ansiedad del niño. Sin embargo se dió cuenta que el apego se caracterizaba por claros patrones de motivación y comportamiento. Cuando los niños están asustados, buscan la proximidad de su cuidador principal para recibir tanto consuelo como cuidado. Bowlby y otros propusieron que los niños nacen con un impulso innato de formar vínculos con sus cuidadores.


¿Qué es la teoría del apego? 

Es una explicación psicológica de los lazos emocionales y relaciones entre las personas. Esta teoría sugiere que tenemos un deseo innato de forjar vínculos con nuestros cuidadores primarios. Esta forma de crear vínculos va a tener mucha influencia en los apegos que vayamos creando el resto de nuestra vida y en el desarrollo neuronal.

Desde el momento del nacimiento, el apego juega un papel crucial en el bienestar y el desarrollo del recién nacido. Los bebés dependen de sus cuidadores para satisfacer sus necesidades básicas, como la alimentación, la seguridad y el afecto. La calidad de la relación de apego influirá en cómo los bebés experimentan y responden al mundo que los rodea.

Cuando los cuidadores responden de manera sensible y consistente a las señales y necesidades del bebé, se establece un apego seguro, lo que promueve un desarrollo saludable y una base segura desde la cual podrán explorar su entorno y desarrollar habilidades cognitivas y emocionales. Al contrario, si se priva a un niño de esta relación afectiva, desarrollando el bebé un apego inseguro, es muy probable que desarrolle severos problemas de carácter que, a su vez, incidirán negativamente en sus relaciones sociales.


¿Quién desarrolló la teoría del apego? 

El doctor austriaco René Spitz (médico austriaco que tras conocer a Freud se inclinó por el psicoanálisis) trás la segunda guerra mundial realizó un estudio muy interesante en el cual involucró a un grupo de niños ingresados en un hospital que habían sido alejados de sus madres por más de 6 meses. Comparó su desarrollo con el que había alcanzado otro grupo de niños que habían sido ingresados pero que solo habían sido separados de sus madres durante 3 meses.

Spitz apreció que, a pesar de que los pequeños fueron debidamente alimentados y medicados por las enfermeras del hospital, la mortalidad en los niños fue anormalmente alta, sobre todo en los que fueron separados de sus madres más de 6 meses y los que recibían un trato frío por parte del personal de salud.

Spitz también notó que los niños que sobrevivieron manifestaban signos muy similares a los de la depresión (depresión anaclítica), incluyendo falta de apetito, insomnio, pérdida de peso, mutismo completo, pérdida de la expresión facial e incluso retardo en las capacidades psicomotoras. Además, a medida que iban creciendo se volvían mucho más inseguros, fríos, violentos y poco sociables. Sin embargo, estos síntomas desaparecieron en los niños que volvieron con sus madres después de un periodo de 3 meses

Años después, John Bowlby, descubrió que gran parte de los niños con problemas de conducta y dificultades para adaptarse a la sociedad provenían de un medio familiar donde imperaba la frialdad, la violencia, el desdén o incluso había casos de abandono materno. Este psicólogo fue un paso más allá y le demostró al mundo que este fenómeno se repetía durante varias generaciones ya que los niños que habían sido criados sin afecto tendían a repetir este patrón con sus hijos.

Los infames estudios de Harry Harlow sobre la privación materna y el aislamiento social durante las décadas de 1950 y 1960 también exploraron los vínculos tempranos. Harlow demostró cómo surgen esos vínculos y el poderoso impacto que tienen en el comportamiento y el funcionamiento infantil. En una versión de su experimento, monos rhesus recién nacidos fueron separados de sus madres biológicas y criados por madres sustitutas. Los monos bebés fueron colocados en jaulas con dos madres monos de alambre. Uno de los monos de alambre sostenía un biberón del que el mono bebé podía alimentarse, mientras que el otro mono de alambre estaba cubierto con una suave toalla.

Si bien los monos acudían a la madre de alambre para obtener comida, pasaban la mayor parte de sus días con la madre de tela suave. Cuando estaban asustados, los monos bebés recurrían a su madre cubierta de tela en busca de consuelo y seguridad.

La teoría del apego fue desarrollada por el psicólogo británico John Bowlby, en los años (1969-1980), quien sostuvo que los seres humanos tienen una tendencia innata a buscar la proximidad y el contacto con sus figuras de apego, especialmente en momentos de angustia o peligro. También sugirió que el apego mantiene al pequeño cerca de su madre, mejorando así las posibilidades de supervivencia. Bowlby consideraba la relación de apego del niño con el cuidador en la primera infancia como un elemento crítico para su supervivencia, desarrollo físico y emocional. Por este motivo, definió el apego como un “imperativo biológico” que se arraiga en una necesidad evolutiva. Actualmente este concepto permite explicar la naturaleza del  vínculo emocional que, desde el nacimiento, se establece entre el niño y sus cuidadores, así como por qué las relaciones afectivas son tan importantes en nuestra experiencia como adultos 

Bowlby, a través de su trabajo durante la Segunda Guerra Mundial con niños separados de sus padres y que estaban institucionalizados, encontró patrones de comportamiento y respuestas emocionales específicas que eran comunes en todos ellos: una fuerte necesidad de establecer y mantener la proximidad con sus cuidadores principales, especialmente en situaciones de estrés o peligro

Observó que los niños buscaban el contacto físico, la seguridad y el consuelo de sus figuras de apego para calmar su angustia y restaurar su sensación de seguridad y que la calidad de la relación de apego entre el niño y su cuidador principal tenía un impacto significativo en el desarrollo emocional y en la forma como los niños interactúan con el mundo. 

Su trabajo pionero sentó las bases de la teoría del apego, que ha influido de manera significativa en nuestra comprensión del desarrollo emocional, las relaciones interpersonales y la salud mental a lo largo de la vida. 

Los postulados principales de la teoría del apego

La necesidad de apego: Los seres humanos tienen una necesidad innata de establecer vínculos emocionales y afectivos con figuras de apego, especialmente durante los primeros años de vida. Este vínculo proporciona seguridad, protección y apoyo emocional. Es un mecanismo evolutivo diseñado para aumentar la probabilidad de supervivencia y éxito reproductivo. Como tal, el sistema de apego se considera un componente de la programación genética humana. 

La importancia de la figura de apego: El cuidador principal, generalmente la figura materna, desempeña un papel crucial en el desarrollo del apego. Esta figura se convierte en una base segura desde la cual el niño puede explorar el mundo y a la que puede recurrir en momentos de estrés o peligro. 

La sensibilidad y capacidad de respuesta del cuidadorLa calidad del apego depende en gran medida de la sensibilidad y capacidad de respuesta del cuidador hacia las necesidades emocionales del niño. Los cuidadores que son sensibles, cálidos y consistentes en sus respuestas fomentan un apego seguro y saludable. 

Los modelos internos de trabajo: Las experiencias tempranas de apego forman los modelos internos de trabajo en la mente del niño, que son representaciones mentales de las relaciones y el mundo. Estos modelos internos influyen en la forma en que el niño percibe y responde a las relaciones y pueden tener un impacto duradero en su desarrollo emocional y social. Si por ejemplo un niño ha sido amado y cuidado por sus padres (o cuidadores), internalizará este tipo de expectativas y, cuando sea adulto, será sociable y buscará nuevas relaciones de aceptación y amor. Si un niño ha experimentado el no ser querido o cuidado por las figuras de referencia, internalizará la expectativa de que probablemente nadie lo querrá.

La influencia del apego en el desarrollo posteriorLa calidad del apego establecido en la infancia tiene implicaciones para el desarrollo posterior del niño. Los niños con un apego seguro tienden a mostrar una mayor confianza, autoestima, capacidad de regulación emocional y habilidades sociales, mientras que aquellos con un apego inseguro pueden experimentar dificultades en estas áreas. 

“Cuando una persona está segura de que su figura de apego estará disponible para él cuando lo desee, estará mucho menos dispuesto a experimentar miedo intenso o crónico que una persona que, por cualquier razón, no tiene la misma seguridad”. Bowlby

“Desde la infancia temprana, el Modelo Operante del apego (IWM) permite al niño y, sucesivamente al adulto, reconocer patrones de interacción con el cuidador que se han producido de manera repetida, y de esta manera “saber” cual será la siguiente acción del cuidador. Dado que el modelo operativo influye tanto en las expectativas como en el comportamiento que surge de estos, puede moldear las interacciones con otras personas, así como también ser modificado por estas” (Wallin, 2007).

“Los modelos mas funcionales (o seguros) de apego se consideran realmente modelos “operativos”: tienen una cualidad provisional que permite la modificación según la nueva experiencia. Por el contrario, los modelos inseguros de apego, tienden a ser mas rígidos y, por ello, se encuentran más limitados para encajar la nueva experiencia con las anteriores expectativas.” Bowlby

Según Bowlby, el desarrollo del vínculo de apego a lo largo del primer año de vida es un proceso gradual que pasa por cuatro etapas:

  1. Fase inicial de pre-apego (1-2 meses). El niño no discrimina a quien dirige los comportamientos de apego. La separación del cuidador primario puede no causar malestar.

  2. Fase de instauración del apego (2-6 meses). El niño empieza a discriminar entre los cuidadores y responde a ellos de forma diferenciada, manifestando preferencias.

  3. Fase de exploración activa y búsqueda de proximidad (alrededor de los 7 meses) o fase en que el apego completo resulta posible. El niño explora el entorno de forma más activa y es capaz de buscar la proximidad con cuidadores específicos.

  4. Fase de  la «relación corregida por los objetivos» alrededor de los 3 años. En esta fase el vínculo de apego se consolida según un mayor nivel de sofisticación cognitiva del niño, negociando la proximidad a nivel psicológico o simbólico en lugar de sólo físicamente.

Tipos de apego Mary Ainsworth: La “Strange Situation” y la comunicación en la relación de apego

Mary Ainsworth identificó cuatro tipos de apego. Estos patrones se manifestaban en las respuestas emocionales y en los comportamientos de los niños cuando se encontraban con situaciones nuevas, estresantes o amenazantes. 

  • Apego seguro (50%): Los niños con un estilo de apego seguro muestran confianza en sus cuidadores principales y se sienten seguros al explorar su entorno. Estos niños buscan a sus cuidadores en momentos de estrés o ansiedad y se sienten consolados por su presencia. Responden positivamente a la cercanía y la intimidad emocional, y confían en que sus necesidades serán satisfechas. 


  • Apego inseguro-evitativo (30%): Los niños con un estilo de apego evitativo tienden a evitar la cercanía y la dependencia emocional. Pueden parecer independientes y mostrarse poco afectuosos con sus cuidadores. Estos niños pueden minimizar la importancia de las relaciones cercanas y pueden tener dificultades para buscar apoyo emocional en momentos de estrés. Ainsworth indicó que las madres de los niños evitativos habían rechazado activamente sus intentos de conexión mientras que otros observadores afirmaron posteriormente que estas madres se aislaban cuando sus hijos parecían tristes (Grossman & Grossmann, 1991). La inhibición de la expresión emocional, la aversión al contacto físico y a la búsqueda cuando se produce son signos del tipo de maternidad que produce niños evitativos (Main & Weston, 1982).


Connor Beaton: “No te necesito para ser feliz, de hecho que te intentes acercar hace que me sienta amenazado” Ghosting. “No confían en nadie, han de ser autosuficientes. NO se meten en conversaciones complicadas”. “Suelen ser muy responsables desde muy pronto, a veces se niegan a volver a ser responsables cuando son adultos”.”No se sienten merecedores del amor del otro, con lo cual no empiezan relaciones porque van a fracasar, se ponen su manta protectora y huyen del compromiso, pero se quedan solos”. “No pueden confiar, así que controlan”


  • Apego ansioso-ambivalente (15%)Los niños con un estilo de apego ambivalente muestran una preocupación excesiva por la cercanía y la aprobación de sus cuidadores. Pueden tener dificultades para explorar su entorno y pueden mostrar ansiedad y resistencia cuando sus cuidadores intentan separarse de ellos. Estos niños pueden tener dificultades para sentirse seguros en las relaciones y pueden buscar constantemente la validación y la atención de los demás. Ainsworth, los bebés ambivalentes son hijos de madres más impredecibles o disponibles sólo ocasionalmente, los padres les ignoran o son muy duros (hasta los malos tratos) cuando hacen algo mal. y, aunque las madres no rechazan verbal ni físicamente a los niños, su responsividad a las señales del niño se considera más sensible. Las madres de bebés ambivalentes parecen desalentar la autonomía de los niños de forma sutil o no sutil.


Connor Beaton: No pueden fiarse de sí mismos, su autoestima depende de los demás, así que dependen completamente de sus relaciones. “Necesito que estés bien para poder yo estar bien”.”Necesito que me re-confirmes que soy ok para esta relación”. Hipervigilancia, rechecking, wasap hasta la muerte, love bombing. Pueden ser muy intrusivos en todos los sentidos. Padres helicóptero que no dejan que sus hijos corran riesgos. No saben decir que no y les da miedo equivocarse. Suelen utilizar el halago demasiado a menudo.



  • Apego desorganizado (5%): El apego desorganizado se caracteriza por respuestas contradictorias y confusas en los niños hacia sus cuidadores principales. Pueden mostrar comportamientos contradictorios, como buscar cercanía y al mismo tiempo mostrar miedo o evitación hacia sus cuidadores. Estos niños pueden haber experimentado situaciones traumáticas o abuso, lo que puede generar respuestas desorganizadas en el contexto de las relaciones de apego. Main y Solomon (1990). La figura de apego se experimenta simultáneamente como base segura y como fuente de peligro.


Connor Beaton: La necesidad de apego es tan grande, que si el niño no encuentra a un cuidador primario al que apegarse, el niño se va a apegar a la necesidad misma. En vez de apegarse a los padres, se apega a una sustancia, objeto o conducta,  (alimento, contacto y movimiento).

¿Qué pasa con la enorme cantidad de vergüenza que se reparte en las redes?.

¿Qué trastornos se pueden dar si no hay un apego seguro? 

La contribución más relevante de Mary Main, la Adult Attachment Interview (AAI) (entrevista clínica semi-estructurada en la que solicitaba a los padres de su estudio que recordaran y reflexionaran sobre la historia de sus relaciones con sus propios padres, incluyendo experiencias de pérdida, rechazo y separación), permitió a los investigadores empezar a explorar el mundo interno del apego en la adolescencia y en la etapa adulta así como también comprender la forma en que los estilos de apego parentales pueden influir en el estilo de relación (o de apego) de los hijos.

Los bebés que experimentan un apego seguro tienen un sistema de estrés más equilibrado y una respuesta más eficiente a situaciones estresantes. Por el contrario, los estilos de apego inseguros, pueden experimentar dificultades en la regulación emocional y tener una menor capacidad para establecer relaciones sociales saludables. 

En términos de neurodesarrollo, la calidad del apego influye en la forma en que se desarrollan los circuitos cerebrales y se establecen las conexiones neuronales. 

Las regiones cerebrales involucradas son: 

Amígdala: La amígdala desempeña un papel crucial en la respuesta emocional y la regulación del miedo. En el contexto del apego seguro, una amígdala saludable y bien regulada permite una respuesta apropiada a las situaciones estresantes y una rápida recuperación después de la resolución del conflicto. 

Hipocampo: El hipocampo es fundamental para la memoria y el aprendizaje. Un apego seguro favorece el desarrollo adecuado del hipocampo, lo que facilita la formación de recuerdos emocionales positivos y la capacidad de aprender de las experiencias. 

Corteza prefrontal: La corteza prefrontal desempeña un papel crucial en la regulación emocional, la toma de decisiones y la planificación. En el contexto del apego seguro, se promueve el desarrollo adecuado de la corteza prefrontal, permitiendo una mejor autorregulación emocional y una toma de decisiones más equilibrada. 

Sistema de recompensa: El sistema de recompensa, que incluye regiones como el núcleo accumbens y el córtex cingulado, está involucrado en la experiencia de placer y gratificación. Un apego seguro favorece la activación saludable de este sistema, permitiendo una mayor capacidad para experimentar y disfrutar de las interacciones sociales y afectivas. 

Algunos trastornos de apego que se pueden encontrar 

  • Ansiedad por separación: Algunos niños pueden experimentar ansiedad intensa cuando se separan de sus padres o cuidadores. Pueden tener miedo de que algo malo les suceda o de que sus seres queridos los abandonen. Esto puede afectar su capacidad para separarse de forma tranquila y participar en actividades diarias, como ir a la escuela o dormir solos. 

  • Dificultades en la regulación emocional: Los niños con un apego inseguro pueden tener dificultades para manejar y regular sus emociones. Pueden tener cambios de humor frecuentes, dificultades para calmarse cuando están molestos o dificultad para expresar sus sentimientos de manera adecuada. Esto puede manifestarse en rabietas frecuentes, comportamiento agresivo o retraimiento emocional. 

  • Problemas de comportamiento: Los patrones de apego inseguro pueden estar relacionados con problemas de comportamiento en los niños. Pueden mostrar desafío hacia las figuras de autoridad, dificultades para seguir reglas, impulsividad o comportamiento disruptivo. Estos problemas de comportamiento pueden ser una forma de expresar la inseguridad emocional y buscar atención o control en sus relaciones. 

  • Baja autoestima y dificultades en las relaciones: Los niños con experiencias de apego inseguro pueden tener una baja autoestima y una visión negativa de sí mismos. Pueden sentirse poco valorados o incapaces de establecer relaciones saludables con los demás. También pueden tener dificultades para confiar en los demás o para formar relaciones cercanas y duraderas. 

  • Trastorno de apego reactivo: En casos más graves, algunos niños pueden desarrollar un trastorno de apego reactivo. Esto ocurre cuando no han tenido una figura de apego constante o han experimentado negligencia o abuso. Estos niños pueden tener dificultades para establecer relaciones significativas, mostrar falta de emociones positivas hacia los demás y tener comportamientos inapropiados. 


¿Cómo saber si estoy educando a mi hijo con un apego seguro? 

Para evaluar si estás educando a tu hijo con un apego seguro, puedes tener en cuenta las siguientes señales y comportamientos: 

  • Vínculo emocional cercano: Observa si tu hijo se siente cercano y conectado contigo. Busca signos de que se siente seguro y cómodo al expresar sus emociones y necesidades contigo. 

  • Búsqueda de consuelo: Observa cómo tu hijo busca consuelo y apoyo emocional cuando se siente angustiado o inseguro. Un niño con un apego seguro se acercará a ti para buscar consuelo y se calmará más rápidamente en tu presencia. 

  • Exploración y autonomía: Observa si tu hijo se siente seguro para explorar su entorno y asumir pequeños riesgos de manera independiente. Un niño con apego seguro se sentirá confiado para explorar y aprender, sabiendo que puede volver a ti para obtener apoyo si es necesario. 

  • Regulación emocional: Observa cómo tu hijo maneja sus emociones. Un niño con un apego seguro tiende a tener una mejor regulación emocional, mostrando la capacidad de identificar y expresar sus emociones de manera adecuada. 

  • Confianza en los cuidadores: Observa si tu hijo confía en ti y en otros cuidadores importantes en su vida. Un niño con apego seguro confiará en que los cuidadores satisfacerán sus necesidades y les proporcionarán un entorno seguro. 

  • Comunicación abierta y afectuosa: Observa si tienes una comunicación abierta y afectuosa con tu hijo. Un apego seguro se caracteriza por una comunicación clara, respetuosa y afectuosa, donde el niño se siente escuchado y comprendido. 

El apego seguro se desarrolla y fortalece a lo largo del tiempo. Siempre es posible trabajar en la construcción de un apego seguro con tu hijo, incluso si hay áreas en las que sientes que necesitas mejorar. 

¿Cómo podemos fomentar un apego seguro con nuestros hijos? 

Para fomentar un apego seguro con nuestros hijos, es importante tener en cuenta algunas pautas que los cuidadores pueden seguir: 

  • Establecer una base segura: Los cuidadores deben proporcionar un entorno seguro y predecible para el niño. Esto implica establecer rutinas, ofrecer consuelo y protección cuando el niño está angustiado y brindar un ambiente físico y emocionalmente seguro. 

  • Responder de manera sensible: Es esencial responder de manera sensible y rápida a las necesidades del niño. Esto implica prestar atención a las señales y expresiones del niño, validar sus emociones y brindar consuelo cuando lo necesite. La capacidad de sintonizar y responder a las necesidades emocionales del niño ayuda a construir una base de confianza y seguridad. 

  • Establecer una comunicación efectiva: Los cuidadores deben establecer una comunicación abierta y afectuosa con el niño. Esto implica escuchar activamente, hablar con un tono suave y cariñoso, y expresar amor y afecto de manera regular. La comunicación clara y positiva ayuda a fortalecer el vínculo emocional entre el cuidador y el niño. 

  • Fomentar la exploración y la autonomía: Es importante permitir que el niño explore de manera segura su entorno y fomente su autonomía. Los cuidadores deben proporcionar oportunidades para el juego independiente, el descubrimiento y el aprendizaje, alentando al niño a tomar decisiones y asumir responsabilidades apropiadas para su edad. 

Al mismo tiempo, hay ciertas acciones o actitudes que debemos evitar como padres para no interferir con la formación de un apego seguro: 

  • No ignorar las necesidades emocionales del niño: Ignorar o minimizar las emociones del niño puede generar inseguridad y ansiedad. Es importante estar presente y mostrar empatía hacia las experiencias emocionales del niño. 

  • Evitar el castigo físico o emocional: El castigo físico o emocional puede dañar la relación de apego y generar miedo y resentimiento en el niño. Es importante establecer límites claros y utilizar métodos de disciplina positivos y respetuosos. 

  • No ser sobreprotector: Aunque es fundamental brindar protección y seguridad, ser demasiado sobreprotector puede limitar el desarrollo de la autonomía y la confianza del niño. Permitir que el niño tome riesgos calculados y experimente el mundo es importante para su crecimiento. 

  • Evitar la inconsistencia y la falta de confiabilidad: La inconsistencia en las respuestas o la falta de confiabilidad en los cuidadores puede generar confusión y ansiedad en el niño. Es importante ser coherentes en nuestras acciones y palabras, cumplir con las promesas y demostrar confiabilidad. 

Conclusiones

La teoría del apego ha ayudado en la comprensión del desarrollo infantil y ha demostrado su relevancia en la práctica clínica y educativa. Numerosas investigaciones y estudios realizados en este campo han afirmado que el apego temprano es fundamental, ya que los patrones de apego establecidos en la infancia pueden tener repercusiones a lo largo de la vida. 

Un apego seguro en la infancia se asocia con un mejor bienestar emocional, mayor resiliencia y mejores habilidades de afrontamiento en la edad adulta. Por el contrario, un apego inseguro puede predisponer a problemas emocionales y dificultades en las relaciones interpersonales en la vida adulta. 

La identificación y abordaje de dificultades en el apego durante la infancia pueden tener efectos positivos en el desarrollo emocional y relacional del niño. Cada niño y situación son únicos, y es importante adaptar estas pautas a las necesidades individuales de cada uno. La clave es mantener una relación amorosa, respetuosa y receptiva con tu hijo, y buscar apoyo de un psicólogo infantil si tienes inquietudes o dificultades en la crianza.

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