Paul Newman y Joanne Woodward, dos estrellas y un destino. cap. 26 y 27

 

Newman y Woodward en su apartamento en Nueva York, en 1961 A LOUIS GOLDMAN/PHOTO RESEARCHERS HISTORY/GETTY IMAGES


PAUL NEWMAN
(Ohio 26/01/1925-26/09/2008)

El actor, el piloto de carreras, el hombre público, el empresario, el filántropo, el padre de seis hijos, el marido devoto que era el sueño de millones de mujeres, tuvo su ración de días nublados hasta el punto de que creyó que el destino se había ensañado con él y que le estaba haciendo pagar por todos los dones que le había prodigado. Nada es gratis.
De familia acomodada que se dedicaba al comercio de productos deportivos. Sus padres Arthur: comerciante judío y economista que tenía una tienda de deportes en Cleveland (Ohio). Hombre solemne que se casó con su madre, «No creo que llegáramos nunca a conectar como padre e hijo». Para él fue un fracaso que nunca dejó de obsesionarlo. Paul veía en la fría actitud de su padre el sello de la desaprobación. No obstante, su padre le inculcó, además de una estricta ética del trabajo, una lección inolvidable: mantener la cabeza gacha y no pavonearse de los éxitos. La humildad de Paul nunca fue una pose. Su madre Theresa: bella emigrante eslovaca de origen misterioso: poco antes de morir confesó que no tenía 83 años, sino 87, aunque lo más probable es que tuviese 93. Su hermano mayor Arthur (Ene 1924): Paul era el objeto de las burlas de su hermano mayor, Art, al que definió como «un feroz hijo de puta»

No le atraía demasiado el mundo de los negocios y, a pesar de que estudió Económicas en la Universidad Kenyon, nunca llegó a ejercer la profesión de su padre. La primera vez que sintió la llamada del 7º arte fue cuando vió “La ley del silencio” 1954 (rebelión de estibadores explotados), dirigida por Elia Kazan y protagonizada por M.Brando.


La madre de Paul era una neurótica obsesionada por impresionar a los demás, especialmente a la parte judía de la familia, a Paul le aterrorizaba parecerse a ella y perder el control como ella. De su niñez, Paul recuerda los fracasos. De niños, Paul y Arthur solían golpearse la cabeza contra la pared con frecuencia. Su madre hacía grandes diferencias en tre los hermanos (favoreciendo a Paul). Theresa llegó a acusar a Joanne de tener una aventura con Gore Vidal (Paul la echó de casa y estuvieron años sin hablar), también le comentaba que era una pena que una casa tan bonita estuviera pagada por un trabajo tan horrible.


 "La encarnación de todas mis cargas". Dejó de hablarle a los 15 años. "¿Para quién actúa un actor? ¿A quién se esfuerza por agradar? A mamá. Siempre a mamá. Aquel era mi problema. 


Autocrítica de Paul: "Inseguro hasta el fin". "No tengo idea de casi nada", "La incertidumbre, siempre", "Un observador de su propia vida, salvo trabajando", "Nunca sentí que tuviese talento", "Choco con todo lo bueno", "No le caigo bien a casi nadie", "Minusvaloro cualquier cosa que hago", "Emocionalmente anestesiado, una mierda".


Como adolescente, estaba acomplejado, apenas medía 1,65 y pesaba menos de 50 kilos. Las chicas no se fijaban en él. La mayoría eran más altas. Quería ser jugador de fútbol americano, pero no lo admitieron en el equipo por pura compasión. Lo hubieran hecho puré. Para compensar su fracaso como atleta, se enroló en la compañía de teatro del instituto. 


Paul pasó por la Armada en tiempos de la Segunda Guerra Mundial (1943), intentó ser piloto, pero como era daltónico lo mandaron de oficial de radio. «Enseguida saqué el título de bebedor de cerveza». Se decía que, vestido de uniforme, parecía un boy scout. En 1945 no puede embarcarse en un bombardero en el que estaba asignado y el buque es alcanzado por el enemigo y muere casi toda la tripulación. 

«Como artillero era un desastre. Tampoco me aclaraba con los instrumentos de navegación. Me equivocaba con los altímetros, y cada vez que nos disponíamos a aterrizar en la cubierta de un portaaviones, el maldito aparato marcaba que estábamos por debajo del nivel del mar. Tuvimos algunos encuentros con submarinos japoneses. Yo manejaba una ametralladora del calibre 30, pero era como disparar con un tirachinas». Al igual que sus compañeros de armas celebró, eufórico, la bomba de Hiroshima. «Tenía 20 años y no sabía nada de sus consecuencias. Nadie discutió si era moral o si había alternativa». Años después se convertiría en un opositor de la proliferación nuclear.


En el año 1949 contrajo matrimonio con Jackie Witte, con la que tuvo tres hijos (Scott (1950), Stephanie (1951), y Susan (1953)). Paul conoció a Jackie cuando ambos trabajaban en una modesta obra de teatro, el flechazo fue inmediato. Él tenía 24 años y ella 19. El actor, que compaginaba la persecución de su sueño de ser actor con trabajos de todo tipo para sostener a la familia (granja). Y lo mismo hacía ella, aceptando trabajos ocasionales como modelo y actriz. Paul cada vez pasaba más tiempo fuera de casa: la familia vivía en Long Islang y Paul Newman pasaba la mayor parte del tiempo en Los Ángeles.La pareja permaneció casada hasta finales de los años 50. “Eran dos buenas personas que no tendrían que haberse casado.

"No tenía claro en qué estaba pensando pero, una vez comprometido a ello,lo único que podía hacer era seguir adelante y acabarlo. Había trabado contacto real con una mujer por 1ª vez en la vida, por lo que pensé que el paso siguiente era casarse y tener muchos hijos". "Éramos dos personas muy jóvenes tratando de comportarse como adultos". Al divorciarse, no se lo explicó a sus tres hijos: "No porque no quisiese hacerlo sino porque yo tampoco entendía gran cosa". “A los más afectados, no se les dio voz, sólo se les dio consuelo”


El padre de Paul muere en 1950 y Paul,  Sin un proyecto de vida y con una mujer embarazada, se sentía avergonzado. «Mi padre siempre me trató como si fuera una constante decepción para él. Yo deseaba demostrarle que era capaz de dar la talla. Nunca tuve esa oportunidad.» Como penitencia, volvió al comercio familiar, pero tiene claro que no es lo que quiere, aunque la madre lo presiona para que se quede con ella y su hermano. Paul empieza a beber y se acaba enfrentando a su madre, deja la empresa y vuelve a estudiar. «No llevaba el teatro en las venas, sólo intentaba huir del negocio familiar. No quería convertirme en vendedor. Ser actor era una alternativa». Así que se marchó con su mujer y su hijo pequeño, Scott, a Nueva York, a formarse como actor. Fue un salto de fe.


Estudió Interpretación y Economía (que nunca ejerció) en el Kenyon College en Ohio. Acabó en comisaría en varias ocasiones. Era un desmotivado estudiante de Económicas que no encontraba la manera de canalizar su talento y que disimulaba su timidez intentando llamar la atención. Paseaba por el campus con un abrigo de piel de mapache. Y prendió fuego a su coche para divertir a la gente. Alquiló un local y montó una lavandería donde trabajaba los fines de semana. «Llegué a lavar tantos calcetines que ahora los odio y nunca me pongo», recordaría. Montó barriles dispensadores de cerveza para amenizar la espera junto a las lavadoras. Fue una idea comercial exitosa. A su pesar, tenía talento para los negocios.

Cuando ingresó en el año 1951 en la Escuela de Interpretación de Yale (donde solo estuvo un año) ya tenía experiencia como actor amateur y posteriormente entra de chiripa en el famoso Actors Studio (NY) 1953, donde impartía clases Lee Strasberg pero a Paul le daba vergüenza actuar ante el resto de los alumnos porque el maestro lo crucificaba sin piedad, así que al segundo sofocón se limitó a asistir de oyente. Ver, oír y callar. «En aquella época sólo tenía un traje decente, un viejo milrayas. Me lo ponía todas las mañanas, cogía el transbordaror rumbo a Manhattan y me pasaba todo el día recorriendo las agencias y presentándome a los anuncios de ofertas de trabajo». Allí fue perfeccionando sus aptitudes interpretativas. Allí disfrutaba de los comienzos de Brando, Monroe, James Dean, y de profesores como Elia Kazan y Tenesse Williams.

En Nueva York, vivían en plan comuna en casa de Shirly McLane con James Dean y Gore Vidal entre otros amigos. 

Logró debutar como actor en series de televisión y consiguió un notorio éxito de crítica con su participación en Broadway , en la obra “Picnic” 1953 donde conoció a Joanne con 25 años (él estaba casado). Joanne le odia, porque parece un engreído sin talento,  «Me cayó mal nada más verlo, pero era muy guapo, gracioso y pulcro», «Cuando lo vi actuar por primera vez, me pareció muy malo. No era más que una cara bonita».pero extrañamente ella se encarga de enseñarle a bailar, ensayando los bailes él se pone todo berraco y ella vuelve a casa diciendo que ha conocido al hombre con el que se va a casar. Paul y Joanne se casarían en el año 1958.

Esa interpretación teatral y su atractivo físico fueron claves para abrirle las puertas del mundo del cine. La Warner Bros fue la primera en interesarse por Paul, quien debutó en la gran pantalla en “El Cáliz De Plata” (1954), película ambientada en la Antigua Roma dirigida por Victor Saville. El film no era nada del otro mundo, pero sirvió para que se afianzase definitivamente en el séptimo arte. «Cuando la vi, me sentí horrorizado. Estaba seguro de que mi carrera había empezado y acabado con ella».

Su gran oportunidad llegó cuando fue elegido para encarnar al boxeador Rocky Graziano en “Marcado Por El Odio” (1956), un título dirigido por Robert Wise que supuso el debut cinematográfico de Steve McQueen.  Se cuenta que ese papel se lo iban a dar a James Dean, pero este murió el 30/09/1955. A raíz de esta interpretación, Newman fue escalando posiciones dentro del estatus de Hollywood hasta convertirse en una de las estrellas más importantes en la historia del séptimo arte.


JOANNE WOODWARD
(27/02/1930- )
Joanne Gignilliat Woodward nació el 27 de febrero del año 1930 en la localidad de Thomasville, Georgia (Estados Unidos), hija del empresario de publicidad Wade Woodward y de Elinor Trimmier. Tuvo un hermano, Wade, que se dedicó a la arquitectura.

La madre de Joanne era una persona muy sociable, pero muy infantil (era más una hija que una madre), le encantaban las fiestas de sociedad, el padre era muy trabajador. La madre, aprovechando los viajes de su marido, se echó una amante y le alquila una habitación en su casa. La cosa acabó en divorcio.

En el baile del instituto Joanne le pidió al chico más popular que fuera con ella y él dijo que sí. La madre le hizo el vestido y ambas pasaron por alto que le quedaba ancho, así que Joanne se pasó todo el baile sujetándose el escote porque se le caía.

Tras el divorcio de los padres, Joanne se quedó con su madre y perdió mucho la relación con su padre. Andaban mal de dinero y pronto Joanne se tuvo que hacer responsable de pagar facturas y cosas así. Ella misma cuenta que en esta época no dejaba de pensar en que quería morir.

Tras estudiar en la Universidad del estado de Louisana, en donde comenzó a participar en producciones teatrales durante los inicios de los años 50, se trasladó a Nueva York, ciudad en la que estudió Interpretación acudiendo al Actors Studio y al Neighborhood Playhouse. En esta época, Joanne conoció a un joven actor que intentaba abrirse camino en el mundo del teatro,


Tras aparecer en varias obras de Broadway (entre ellas “Picnic” y en series de televisión, como “The Alcoa One” o “Estudio Uno”, Joanne Woodward firmó un contrato con la 20Th Century Fox y debutó en el cine con la película “Cuenta Hasta Tres y Reza” (1955), un título dirigido por Vincent Sherman.


Ella era el talento. Él, el segundo talento. Joanne Woodward renunció al estrellato por sus hijos. Paul Newman se convirtió en una estrella. Se casaron y nunca se separaron (salvo un fugaz periodo), hasta la muerte de él en 2008. Ella aún vive. Tiene 94 años y está ausente del mundo a causa del Alzheimer. El asedio de las crisis (infidelidad, alcoholismo) no socavó la relación entre ambos hasta el punto de hundirla. Contra todo pronóstico, pervivió. Cuando la carrera de ella languidecía, él la rescató haciéndola protagonista de las películas que dirigió.

A finales de los años 80, Paul Newman sintió la necesidad de explicarse. Contarse a sí mismo su vida a través de otro, su amigo y guionista Stewart Stern. Le encargó un proyecto de autobiografía y ambos empezaron a grabar una serie de conversaciones en las que Newman habla de su juventud, de su primer matrimonio, de su romance y su vida con Joan Woodward, de sus demonios personales y de la desgarradora pérdida de su hijo Scott. A petición de Newman, Stern entrevistó a amigos cercanos, familiares y colaboradores artísticos como Elia Kazan, Sidney Lumet, Karl Malden, Sidney Pollack, Gore Vidal, Jacqueline Witte, Joanne Woodward y algunos más. Pero en 1991 el actor abandonó el proyecto y posteriormente quemó las grabaciones.

Milagrosamente, Stern había transcrito el contenido de este registro, que permaneció inédito hasta que una de las hijas de Newman (Clea) propuso al actor Ethan Hakwe el proyecto de hacer un documental, con el título de Las últimas estrellas de Hollywood. Además de las entrevistas de archivo con Woodward y Newman, Hawke reclutó a los actores Karen Allen, George Clooney, Oscar Isaac, LaTanya Richardson Jackson, Zoe Kazan, Laura Linney, Sam Rockwell y otros para que interpretaran parte de las entrevistas originales transcritas para el documental. Hawke también entrevistó a algunas de las hijas de Newman para obtener información sobre sus padres y a Sally Field y Martin Scorsese, que incidieron en la singularidad de las carreras y de la relación de Woodward y Newman.

“Se esforzaron mucho en amarse y sufrieron de verdad y, sin embargo, utilizaron todo eso para seguir creciendo’. Eso es lo que me parece realmente inspirador”, confesó Hawke.

“La felicidad en el matrimonio no es algo que simplemente suceda, un buen matrimonio debe crearse. En el Arte del Matrimonio las pequeñas cosas son las grandes cosas; nunca sé es tan viejo como para no sostenerse las manos. Hay que recordar decir ´te amo´ al menos una vez al día, y nunca irse a dormir enojados. Es tener la capacidad de perdonar y de olvidar. Es dar al otro una atmósfera en la que cada uno pueda crecer. Es encontrar espacio para las cosas del espíritu, en una búsqueda común del bien y la belleza. Es establecer una relación en la cual la independencia sea por igual, la dependencia mutua y las obligaciones recíprocas. No es sólo casarse con la pareja perfecta, es ser la pareja perfecta”, leyó Paul el poema de Wilferd Arlan Peterson el día de su boda con Joanne. 

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Paul Newman y Joan Woodward se conocieron en 1953 en Nueva York. Tenían la ambición de convertirse en grandes actores y habían hallado en el teatro el escenario de su adiestramiento, y en las aulas del famoso Actor’s Studio el fundamento teórico de su trabajo. Él estaba casado, pero durante cuatro años mantuvo ambas relaciones, hasta que el divorcio fue irremediable. “No éramos felices”, Jacqueline Witte.

Entre Newman y Woodward “había química”. Esa química, que Newman traduciría como que “todo parecía posible”, siguió segregándose entre ellos hasta el final de su relación. Ni siquiera sus crisis amenazaron seriamente la unión entre ambos. Él reconoció enseguida el talento de ella, que deslumbró a finales de los 50, ganando un Oscar por Las tres caras de Eva.

Durante un tiempo lo compararon con Brando, despectivamente: era, decían, el segundo Brando. En Un día volveré, donde actuaba junto a ella, se vio, justamente por talento, como un tercero después de Woodward y el otro protagonista, Sidney Poitier. Ella era la seductora y él el seducido, aunque públicamente, en las revistas, su imagen de “objeto sexual” destellaba en las portadas y las fotos de interior. Una imagen que él rechazaba. “Yo no soy así, era ella el objeto sexual. Me tentaba, me llevaba a una cabaña que llamaba la cabaña sexual”.

En “el largo y cálido verano” trabaja por primera vez con Joanne y a nadie se le escapó la tensión sexual que hubo entre ellos. "Se notaba que la conexión entre ellos era total", dijo Angela Lansbury. Su amor es la comidilla de Hollywood y cuando se dijo que Joanne estaba embarazada, Jackie decidió dar un paso atrás y otro adelante: dejar a Paul y seguir su vida al cargo de sus hijos, Scott Newman, Susan Kendall Newman y Stephanie Newman.

Una vez divorciado, Paul Newman se casa de forma exprés en Las Vegas con Joanne Woodward, y de un salto se plantan en el Festival de Cannes. Posan cogidos de la mano y causan sensación entre la prensa. Además, él consigue el premio a mejor actor. "Era muy guapo y muy sexy, pero todo eso se va por la ventana. Lo que finalmente queda es, si puedes hacer reír a alguien. Y el me hacía reír", dijo la actriz.

Eran la viva imagen del éxito, triunfadores y guapos. El mundo decidió olvidar el adulterio y encumbrar a la pareja como la viva imagen del amor. Tuvieron tres hijas Nell (1959), Lissy (1961) y Clea (1965).

Paul recuerda que la primera vez que lloró (sin contar cuando muere se madre) fue cuando nació su primera hija con Joanne. 

Joanne era volátil y rencorosa, era difícil  y encantadora, peleaban a gritos (como buenas estrellas) y se marchaban de un portazo. Paul afirmaba que había hecho las maletas muchas veces, pero que en el fondo no tenía donde ir y quería luchar por la pareja.

Ella era una rutilante estrella y como tal fue la encargada de inaugurar el paseo de la fama de Hollywood: la primera estrella lleva su nombre. Aún con tres hijas y tres postizos Woodward no dejó de trabajar, aunque sí tuvo que pisar el freno. "Cuando tenía 30 años me di cuenta de que no iba a ser la actriz que soñé. Fue doloroso. Además, tuve que reducir mi carrera por mis hijas. Paul pasaba mucho tiempo fuera de casa y las veces que dejé a las niñas para ir a rodar me sentí culpable".


FILMOGRAFÍA NEWMAN 50´s:

“Traidor A Su Patria (The Rack)” (1956) de Arnold Laven

“El Zurdo” (1958) de Arthur Penn

“La Gata Sobre El Tejado De Zinc” (1958), adaptación de una obra teatral de Tennessee Williams 

“La Ciudad Frente a Mí” (1959) de Vincent Sherman…

Con Joanne  “Un Marido En Apuros” (1958) y el drama “El Largo y Cálido Verano” (1958), un título dirigido por Martin Ritt que volvía a adaptar un texto de Tennessee Williams.


Su categoría como actor fue valorada por sus compañeros con su primera nominación al Premio Oscar por su interpretación junto a Elizabeth Taylor en “La Gata Sobre El Tejado De Zinc”. El galardón se lo llevó David Neeven por su actuación en “Mesas Separadas”.

Esta trayectoria espléndida en los últimos años del decenio prosiguió durante los años 60, período en el que Newman dejó atrás la primera influencia de Marlon Brando y alcanzó un gran reconocimiento profesional gracias a sus apariciones en:

“Desde La Terraza” (1960) de Mark Robson

“Éxodo” (1960) de Otto Preminger

“Un Día Volveré” (1961) de Martin Ritt. Junto a S.Poitier y Louise Amstrong hacen una improvisación de 15 minutos.


Ya entonces, él arrastraba un pasado familiar tortuoso: dependiente de su madre, que, sin embargo, lo desatendía, desinteresado de su primera esposa, y unido a los tres hijos que tuvo con ella, que le reprochan su abandono por dejar a su madre por una actriz. Las cosas cambiaron a partir de 1961 con El buscavidas, de Robert Rossen, donde interpretó a Eddie Felson, un jugador de billar enfrentado a un veterano. En esta película halló el sentido de lo que significaba actuar para él, que ahondó en Hud, “lo mejor que hizo”. Su composición de un tipo desagradable, sin remordimientos, amoral rompió la imagen convencional que dio Newman en la pantalla. 

Con “El buscavidas” vuelve a ser nominado al Oscar. La estatuilla fue a parar a manos de Maximiliam Schell por “Vencedores o Vencidos”.


FILMOGRAFÍA WOODWARD:

“Un Beso Antes De Morir” (1956) de Gerd Oswald
“Más Fuerte Que La Vida” (1957) de Martin Ritt
“Las Tres Caras De Eva” (1957), drama psicológico dirigido por Nunnally Johnson Joanne ganó el Premio Oscar.
“El Largo y Cálido Verano” (1958)
“El Ruido y La Furia” (1959), un film dirigido de nuevo por Ritt.

“Piel de serpiente” (1960) Brando es un músico problemático y Woodward una alcohólica atraída por él.

Joanne empezó a practicar ballet a los 36 años porque el baile era su pasión.

La estrella Newman comenzaba a crecer y a brillar, mientras que la estrella Woodward declinaba. La actriz encadenó una mala película tras otra y tomó una decisión crucial: eligió cuidar a sus hijos y postergar el cine. Retrospectivamente lanzó un lamento por esa decisión. “Ves cómo te quitan lo que tenías. Si volviera a nacer no tendría hijos. Los actores no son buenos padres”.


FILMOGRAFÍA NEWMAN:

“Dulce Pájaro De Juventud” (1962), película dirigida por Richard Brooks adaptando de nuevo a Tennessee Williams

“Hud” (1963), de nuevo bajo la mirada de Martin Ritt

“El Premio” (1963) de Mark Robson

“Cortina Rasgada” (1966), film de Alfred Hitchcock con Julie Andrews

Harper, Investigador Privado” (1966), intriga detectivesca de Jack Smight basada en una novela de Ross Macdonald

“La Leyenda Del Indomable” (1967), historia de prisiones dirigida por Stuart Rosenberg

“Hombre” (1967) de Ritt

“Dos Hombres y Un Destino” (1969), un estupendo western, primera y exitosa colaboración con el director George Roy Hill y el actor Robert Redford, trío que repitió unos años después con “El Golpe” (1973).

“Lady L” (1965), dirigido por Peter Ustinov, es un film en el que interpretó a un anarquista junto a Sophia Loren.

Durante la década de los sesenta, Newman agrandó su dimensión pública, secundado por Woodward, implicándose en la política, participando en campañas a favor de los derechos civiles, en contra del racismo y de la guerra de Vietnam o apoyando al candidato a la presidencia de Estados Unidos Eugene McCarthy. Se manifestó junto a Martin L. King y otros actores (foto con resaca). Vivió el asesinato de King y de los Kennedy como algo muy traumático.

Los grandes papeles, los que completaron su dimensión de gran estrella, fueron llegando en sucesión a partir de 1967: La leyenda del indomable, sobre un preso rebelde en una penitenciaría a campo abierto, otra de sus grandes interpretaciones; Dos hombres y un destino, en la que apoyó la contratación de un joven Robert Redford, y El golpe, donde él y Redford exhibieron de nuevo la conexión singular.

Nominado otra vez como actor por “Hud” y “La Leyenda Del Indomable”, Paul Newman optó también al premio al mejor film del año 1968 por su primera película como director, titulada “Rachel Rachel” (1968) e interpretada por Joanne (cuenta la historia de una profesora timorata que vive con su madre y que todo cambia con la entrada de un hombre en su vida). Paul rescató a su mujer escribiendo y dirigiendo para ella su primera película como director, Raquel, Raquel, que le deparó a ella el Globo de Oro y una nominación al Oscar en 1969.

Este film, y otros que dirigió con posterioridad, como “El Efecto De Los Rayas Gamma Sobre Las Margaritas” (1972), eran proyectos alejados de la comercialidad que sí poseían muchas de sus películas como intérprete.


La carrera de Newman siguió imparable, encadenando un éxito tras otro. Su popularidad también crecía, tanto por su talento interpretativo como por su belleza. Pero él solo tenía ojos para una mujer. Y lo dijo con una frase que ha pasado a la historia. “No me gusta hablar de mi matrimonio, pero te diré algo que puede sonar cursi pero que resulta ser cierto. Tengo bistec en casa. ¿Por qué debería salir a comer hamburguesa?". Lo cierto es, que aquella primera declaración fue la que cobró protagonismo cuando el actor tuvo un affaire con Nancy Bacon. Durante el rodaje de “Dos hombres y un destino”, en 1968, Newman pasó varios días con la periodista que fue a entrevistarlo al set de la película que lo unió, por primera vez, con Robert Redford, el cual hizo de carabina. La noticia puso en jaque al matrimonio Newman-Woodward y la frase: “no saldrá con hamburguesas, pero no se resiste al bacon” se repitió hasta el hartazgo. El marido fiel, la pareja perfecta de Hollywood tenía problemas. Bacon fue la que puso fin a la relación y se encargó de ventilar las razones e intimidades a los medios: “llegó un momento en que me dije que tenía otras opciones. Le dije: ´Estás siempre borracho y ni siquiera puedes hacer el amor´. Y puse punto final”. Luego comentó sobre él «es un canalla desconsiderado y alcohólico, desgarrado entre sus impulsos por comportarse rectamente y su necesidad de ir de un lado a otro como un atolondrado». Paul tenía un sentimiento de culpa evidente. Cuando ella puso punto final, aduciendo que iba a casarse, Paul le contestó: «Estupendo. Buena suerte. Oye, ¿y no podríamos vernos unas cuantas veces más antes de que lo hagas?».

Poco después los Newman, que estaban al borde de la ruptura, cogieron a sus tres niñas y se marcharon de vacaciones. Volvieron reconciliados. Joanne diría, salomónica: «Ser la señora de Paul Newman tiene su lado bueno y su lado malo, y puesto que seguimos estando juntos, lo lógico es pensar que hay más bueno que malo».

Joanne por su parte, a la ineludible referencia de estar casada con un sex symbol: Yo no lo veo asíEs un cuarentón, tiene seis hijos y ronca”, “La sensualidad se desgasta después de un tiempo y la belleza se desvanece, pero ¿estar casada con un hombre que te hace reír todos los días? Ah, eso sí que es un verdadero placer”, “Joanne y yo hemos tenido dolorosos enfrentamientos, pero nunca nos hemos rendido –confesó Paul a la revista del New York Times-. Yo he hecho las maletas más de una vez, pero siempre me he dado cuenta de que no tenía adónde ir”.

En esa época fundió aspectos de su vida y de su relación con Woodward en 500 millas (1969)de James Goldestone, que explotaba su reciente pasión por las carreras de coches y plasmaba la conflictiva y angustiosa relación con su hijo Scott.


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Newman tampoco fue un padre ideal. Susan, la mayor de sus cinco hijas, fue muy conflictiva durante su adolescencia. Se enamoró de un profesor y decidió que estaba demasiado gorda para gustarle. Adelgazó 20 kilos en un mes y casi pierde la vida. Pero sus problemas no eran nada comparados con los de su hermano. Como único hijo varón, a Scott le costaba cargar con el apellido y la fama de su progenitor. Desde muy joven coqueteó con las drogas y el alcohol. Fracasó en la escuela. Se le metió en la cabeza que no podía aceptar un centavo de su padre y que debía vivir por sus propios medios. Aceptó un trabajo como conductor de autobús. Fue leñador y albañil. Y si le faltaba dinero, pedía a los amigos antes que a su padre.

 Durante la preproducción Scott es expulsado de la escuela y tiene un accidente de coche. Scott vuelve a casa, donde se dedica a esnifar pegamento y causar problemas entre los hermanos. Paul y Joanne intentaban acercarse a él y arreglar las cosas, pero no funcionaba.

Un año después, “Un hombre de hoy” Wusa (1970) , de Stuart Rosenberg, mostró las consecuencias desastrosas de su alcoholismo. La dependencia del alcohol se agudizó en los 70. “Estuve fuera de control. En guerra contra todos. Bebía demasiado”, reconoció Newman. Se relacionó con una mujer (dicen que era la canguro)y finalmente Woodward lo echó de casa. Ella no acababa de remontar en su profesión y le frustraba la escasa repercusión de películas en las que ella creía, como Deseos de verano. “Fue una de mis mejores interpretaciones, pero no tuvo éxito”. Paul dormía en el porche (no tenía a donde ir, o no quería), al final Joanne le perdono con el acuerdo de que solo bebería un poco de cerveza.

Para desarrollar sus proyectos como autor creó junto a personajes destacados del espectáculo estadounidense, como Barbra Streisand, Steve McQueen o Sidney Poitier, la compañía First Artists.

Aunque su carrera prosiguió con productividad a principios de los 70, Paul Newman abandonó la regularidad manifiesta en la década anterior a mediados del nuevo decenio.

FILMOGRAFÍA NEWMAN:

“El juez De La Horca” (1972) y “El Hombre De Mackintosh” (1973), ambas dirigidas por John Huston

“Con El Agua Al Cuello” (1975) de Rosenberg

 “El Golpe” (1973) y “El Castañazo” (1977), las dos con dirección de George Roy Hill.

“El Coloso En Llamas” (1974). Con Steve Mcqueen y Scott Newman

Robert Redford cuenta que estaba tan harto de escuchar a Paul hablar de las carreras y los coches, que por el 50 cumpleaños de Paul le compró un Porche de desguace y se lo dejó sin decir nada en la puerta de su casa, a los días Redford se encontró el porche fundido (un mondongo de metal) en su puerta, así que Robert decidió hacer una escultura con la bola de metal y se la volvió a dejar a Paul en su puerta. Nunca cruzaron una sola palabra sobre el tema.

Joanne insistió en lo que sentía como un declive. “Voy cuesta abajo, porque no hay papeles para mujeres de mi edad, a menos que seas Jane Fonda”. A esa altura, ya reconciliados, confesaron lo que debían hacer para que la relación funcionara. “Renunciar al ego de cada uno y luchar por el nuestro”. Él se volcó en las carreras de coches (en 1979, en la clásica 24 horas de Le Mans. Con el Porsche 935 pintado con los colores de Hawaiian Tropic ganó en su categoría y quedó en segundo lugar en la general.) y ella en el teatro. Pero la latente sombra de la mala relación con el hijo rompió el inestable equilibrio sobre el que se movían. Émulo del padre, lo vemos saltar de un avión en paracaídas, actuando como secundario en El coloso en llamas, lanzado a toda velocidad en un coche, estrellando un vehículo en una operación circense, como si exhibiera los signos de un final, que se produjo en 1978 a causa de una sobredosis. Las carreras cobraron otro significado cuando en 1978, la tragedia lo golpeó. Su hijo Scott, el mayor del primer matrimonio, falleció a causa de una sobredosis. El joven tenía adicciones y manifestaba problemas de conducta que tanto Newman como Woodward, quien nunca intentó suplir el rol de Jackie pero le tenía un inmenso afecto, intentaron manejar como pudieron. De todos modos, siempre existió una suerte de muralla entre el actor y su hijo, cuyo comportamiento fue empeorando a medida que su padre y su nueva esposa se mudaban para abordar proyectos laborales y él iba quedando atrás.

Aunque Newman quería ayudar a Scott al convocarlo para varias producciones de las que formó parte, el joven malgastaba su dinero y luego debía pedir prestado a sus amigos cada vez que perdía su batalla contra las adicciones y tenía una recaída. “Todo el mundo asume que tengo mucho dinero, pero no tengo un centavo”, manifestó en una ocasión. Por otro lado, sus problemas de adicción tenían correlación directa con los de su padre, quien batallaba contra el alcoholismo. Paul se preguntaba si Scott podría sobrevivir a todo ese sufrimiento.

Scott quería emanciparse de su padre. “No quiero que me ayude en esto, quiero conseguir trabajo como actor por mis propios méritos”, declaró tras formar parte del film El carnaval de las águilas, en 1975, época en la que fue arrestado por golpear a un policía y por actos de vandalismo por los que Newman debió responder pagando múltiples fianzas. A pesar de su reticencia a ser vinculado con su famoso padre, en las pocas entrevistas que brindó siempre surgía la pregunta sobre su vínculo y en una oportunidad fue muy duro en sus dichos. “Es un infierno ser su hijo”, declaró Scott. “Todos esperan que me comporte como él o que se los presente. Los guiones que Hollywood me da son, en realidad, para que terminen en sus manosSoy ‘Paul Newman Jr.’, pero sin sus ojos azules ni su talento. Tampoco tengo su suerte, no tengo nada. Ese soy yo. Solo tengo el nombre”.

Sus palabras también dejaban entrever una profunda tristeza que puede rastrearse a su infancia y adolescencia, cuando sintió en carne propia el abandono y también fue testigo del sufrimiento de su madre mientras Newman empezaba una flamante vida en otro sitio, con Woodard y sus hijas. Con el tiempo, a ese trauma se le añadió otra capa: las comparaciones indefectibles con su papá y su imposibilidad de construir su propio nombre, como él mismo lo reconoció. En sus memorias póstumas, Newman definió a su vínculo con Scott como “confuso y angustiante” y supo ver cómo nunca le preguntó cuáles eran sus verdaderos intereses. “Nunca se me pasó por la cabeza que él no quisiera ser como yonunca le pregunté qué quería hacer ni le dije que estaba todo bien si se negaba a compartir algo, como el automovilismo, que quizá no le gustaba tanto como a mí”.

Robert Redford habla de Scott con mucho cariño, pero admite que el resto de los actores no le tenían ninguno, por que era muy descarado y difícil de llevar. Por esa época Paul asistió a terapia con Scott, pero al llegar a la consulta Paul puso los pies sobre la mesa y el médico se mosqueó todo por la falta de seriedad.

Los momentos previos a la muerte de Scott causaron extrema preocupación en su familia, con la que permanecía incomunicado. El joven pasó sus últimos días en casas de amigos y cantando en cabarets, siempre intentando encontrar su verdadera pasión mientras sus adicciones lo seguían atormentando. En 1978 tuvo un accidente con su moto y debió consumir analgésicos que empeoraron su cuadro de adicción, y ese mismo año accedió a recibir ayuda de su padre y se internó voluntariamente en una clínica psiquiátrica. Cuando salió, al poco tiempo, se instaló en un hotel de Los Ángeles y una noche mezcló alcohol con diferentes drogas o Un día se desayunó con ron y cocaína, y luego se tomó nueve valiums para echarse una siesta. No se despertó. Newman quedó devastado. «En cierto sentido, llevaba diez años esperando que sucediera. Y de alguna manera mi cuerpo había ido elaborando un antídoto. Sentí muchas cosas cuando recibí la llamada en la que me decían que mi hijo había muerto, pero más que nada creo que me puse de muy mala leche. Scott y yo habíamos perdido la capacidad de ayudarnos mutuamente. Yo no sabía cómo ayudarlo, y él no sabía cómo ayudarse a sí mismo». Scott murió el 20 de noviembre de una sobredosis, a los 28 años. Las palabras de su padre fueron devastadoras: “La culpa que siento por la muerte de mi hijo va a permanecer conmigo durante el resto de mi vida”.

Yo seguía pensando que estaba pasando por una fase de mal juicio adolescente. Nunca pensé que sería fatal”dijo el actor en una ocasión respecto a la adicción de su hijo, testimonio que yace en las memorias Paul Newman: The Extraordinary Life of an Ordinary Man. “¿Había alguna forma en la que le podría haber dicho que no tenía que ser como yo? ¿Que no tenía que hacer cosas de macho y que podía ser él mismo? Muchas veces me puse de rodillas y le pedí perdón a Scott. Le pido perdón por esa parte de mí que lo impulsó a su propia destrucción ¿Qué habría hecho falta para evitar eso? No estoy seguro”.

Paul afirma que cuando lo llamaron para decirle que Scott había muerto, fue a la morgue, allí estuvo con él y afirmaba que por primera vez había sentido que comprendía a su hijo y se daba cuenta de lo mucho que lo quería. Por su parte Joanne cuenta que esa noche soñó con Scott, iba a verlo junto a sus hijas al tanatorio, allí Scott se sentaba sobre el borde del ataud y hablaban, hablaban de todo con mucho cariño y respeto. De pronto Scott empezó a brillar y les dijo que tenía que irse. 

 Joanne dejó de lado varios proyectos y acompañó a Paul transitar el duelo. Newman: “No existe mayor drama para un padre que la muerte de un hijo. Es algo que no se supera nunca, aunque yo he conseguido, al menos, aprender a vivir con ello”, “Le he pedido que me perdone por mi parte de responsabilidad”, confesó Newman ante el hijo muerto. La filantropía caló fuerte en la vida de ambos. Con el nombre de su hijo, se creó un centro para ayudar a las personas víctimas de la droga y una red de campamentos de verano por todo Estados Unidos para apoyar a menores desfavorecidos. Newman’s Own Foundation, que nació cuando Newman y el escritor A.E. Hotchner prepararon un aderezo para ensaladas para unos amigos. Un pasatiempo que se convirtió en una empresa que se expandió y generó millones de dólares en donaciones.

Apenas hubo tiempo para el duelo. Pero el impacto le duró años al actor. Cuando rodó entre 1979 y 1980 Ausencia de malicia era difícil estar a su lado. Seguía bebiendo. “No estaba a gusto”. Perdió su encanto ,aunque volvió a estar nominado para los Óscar. En los primeros ensayos de Veredicto final, en 1982, el director Sidney Lumet se desencantó del actor. “Tu personaje no tiene vida”, le dijo a Newman. De nuevo emergió en esta película su fondo autobiográfico. El abogado que interpretaba era un alcohólico. Espoleado por Lumet, el actor se sobrepuso e infundió verdad a su papel, lo que le deparó una candidatura al Oscar, que no ganó. Solo lo logró cuatro años después por El color del dinero (1986) de Martin Scorsese, retomando el memorable papel de Eddie Felson de El buscavidas, ahora como instructor de un joven (Tom Cruise) que recuerda al mismo personaje desinhibido que Newman creó en el filme de Rossen.

Con posterioridad fue nominado como mejor actor principal por “Ni Un Pelo De Tonto” (1995) y como actor secundario por “Camino a La Perdición” (2002).

Paul Newman era simpatizante del Partido Demócrata de su país, inteligente, atractivo (su físico sirvió de base para el personaje de cómic “La Linterna Verde”), simpático (“realmente estoy avergonzado de que mis ensaladas tengan más éxito comercial que mis películas”, había dicho irónicamente), amante de los deportes, los coches y la velocidad (nunca se doblaba en las escenas de acción), el actor de Ohio se mostró preocupado por los asuntos sociales que le rodeaban, no en vano todo el dinero que produjo con las ventas de sus productos alimenticios tenían como destino obras de caridad

La pequeña de las hijas (Clea) empezó a revelarse y dar problemas (a Paul se le pusieron los pelos como escarpias) y se involucró completamente en la vida de su hija y la acompaño cada semana a terapia durante 9 meses. 

Las carreras volvieron a absorberle. “Conducir y seguir vivo es mi estrategia”, dijo. Poco a poco emergió de su fondo turbio y dejó sus demonios a un lado. Con Woodward fundó el centro Scott Newman para drogadictos y otro para niños enfermos de cáncer, que pagó con el dinero obtenido de una empresa de alimentación que llevaba su nombre y que él mismo publicitaba en televisión, en los periódicos, a pesar de las burlas que recibió por haberse prestado como reclamo publicitario, de una manera que empañaba su prestigio de actor.

En los últimos años de su carrera, Joanne intervino en películas como ¿Te acuerdas del amor? (1985) sobre el alzeimer. “Philadelphia” (1993) de Jonathan Demme, y como narradora en “La Edad De La Inocencia” (1993), un título dirigido por Martin Scorsese.

Su último trabajo como actriz fue la mini-serie “Empire Falls” (2005).

Aparentemente, los últimos años de la pareja fueron los más felices.  Woodward se volcó en el teatro y fundó su propia compañía, con la que llevó Newman a Brodway (al que le preocupaba no recordar su papel), cuando le preguntaban a Paul por su vuelta al teatro, él decía que no sabía lo que Joanne le echaba en la comida. Rodó telefilmes comprometidos con problemas sociales y recibió numerosos premios Emmys (hasta 19 en toda su carrera). Se volcaron en sus nietos (Henry y Peter Elkind) y en 1990 rodaron su última película juntos, El señor y la señora Bridges. El tiempo se les agotaba, aunque entonces no lo sabían. Los señaló fatídicamente en 2007. A ella le diagnosticaron Alzheimer y a él cáncer terminal. Un año después él murió. El último período de la vida de Paul Newman estuvo marcado por el padecimiento de un cáncer de pulmón que provocó el cese de sus proyectos teatrales y, tras un tratamiento ineficaz de quimioterapia, el confinamiento en su hogar para terminar sus días rodeado de su familia.

En enero de 2008 celebraron sus bodas de oro, y ambos sabían que sus vidas estaban a punto de separarse. En las palabras que expresaron en la ceremonia, resumieron algunos de los motivos de su perdurable relación: la renuncia a la busca de perfección en el otro, la flexibilidad, el humor, la paciencia, el perdón y el olvido, la búsqueda de lo común por lo bueno y lo bello… “Joanne y yo hemos vivido 50 años maravillosos, pero es ahora cuando me doy cuenta de lo realmente fantástica que ha sido y es nuestra unión. La paz que respiro en mi casa es para mí una autentica fuente de salud". Paul Newman tenía cáncer de pulmón y ocho meses después murió, dejando a Joanne inmersa en una fuerte depresión. Luego le diagnosticaron Alzheimer y dicen que hoy, con 94 años, espera impaciente a que su marido regrese a casa cuando termine el rodaje de su nueva película. ¿El amor de Paul y Joanne fue idílico?'. 

El 26 de septiembre del año 2008 falleció en Westport, Connecticut.Tenía 83 años de edad. Fue incinerado.

Antes de morir, Paul le dejó un último regalo de Navidad: una brújula que se hallaba dentro de una media, para que nunca perdiera el rumbo. 

Juntos protagonizaron diez películas:

La citada “El Largo y Cálido Verano” (1958) de Ritt
La comedia “Un Marido En Apuros” (1958) de Leo McCarey
“Desde La Terraza” (1960) de Mark Robson
“Un Día Volveré” (1961) de Ritt
“Samantha” (1963) de Melville Shavelson
“Quinientas Millas” (1969) de James Goldstone
“Un Hombre De Hoy” (1970) de Stuart Rosenberg
“Con El Agua Al Cuello” (1976) de Stuart Rosenberg
“Harry e Hijo” (1984), con la dirección del propio Newman
“Esperando a Mr. Bridge” (1990), dirigida por James Ivory.

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