Byung Chul Han






Byung-Chul Han es el fenómeno más novedoso de la filosofía actual. La agonía del Eros, La sociedad del cansancio, La expulsión de lo distinto, En el enjambre, Sobre el poder, La sociedad de la transparencia, El aroma del tiempo, Psicopolítica, Topología de la violencia, etc. (todas ellas editadas por Herder) son obras que han cautivado a gente de todo tipo, atraídos por los puntos de vista de Han contra el individualismo, el capitalismo y las nuevas tecnologías. Un auténtico best seller en un mundillo tan poco dado a caer en esa categoría como es el filosófico

Byung-Chul Han nació en Seúl (Corea del Sur), donde estudió ingeniería mecánica. Pronto decidió que aquello no era lo suyo, y engañando a su familia (cuya rigidez y autoridad no aceptaba), tomó la decisión de marcharse a estudiar a Alemania, pese a no saber una palabra del idioma. Allí decidió estudiar lo que de verdad le llamaba, lo propio de su naturaleza romántica: literatura. Él mismo autor reconocía no haber oído hablar nunca de filosofía, siendo para él figuras como Martin Heidegger (sobre quien realizó su tesis) o Edmund Husserl personajes totalmente desconocidos. Pero rápidamente cayó bajo el embrujo de la filosofía, que estudiaría en la Universidad de Friburgo, además de Teología y Literatura en la Universidad de Múnich. Tras terminar sus estudios recaería como profesor en la Universidad de Berlín.

Byung-Chul Han renueva la teoría crítica contemporánea y construye una radiografía mundial sobre el capitalismo neoliberal a partir de lo que llama la sociedad del cansancio y de su sujeto auto-explotado, y tal vez aquí radica su originalidad, su elaboración está profundamente ligada a su pensamiento originario, al conocimiento y comprensión de la tradición del budismo zen. La meditación zen, a diferencia de la meditación del racionalismo cartesiano, en que se ha inspirado la cultura occidental por siglos, no redescubre y resignifica el yo, sino que se desprende de él. 

Byun Chul Han apela a ideas simples, directas, casi sin tecnicismos, con frases concisas. Respondiendo a los nuevos fenómenos que el propio ser humano va descubriendo irremediablemente, como si fuera una radiografía de lo que se vive en el alma de cada cual.

Sus críticos, atribuyen a Han la presentación como indiscutibles de sentencias que no parecen estar siempre demostradas con hechos firmes.

“La mentalidad trabajadora, la libre competencia, la productividad y la creación de riqueza que establece el capitalismo, destruye a los ciudadanos, provocando «depresiones y cáncer».”

“El móvil es un instrumento de dominación. Actúa como un rosario”

“El totalitarismo no se define por la hipertrofia del Estado sino por su flexibilidad integrista de todos los aspectos de la vida social.” 

“El capitalismo no produce propiamente conocimiento, sino que se lo apropia privadamente.”

La sociedad del cansancio.

Han se hizo célebre en 2010 con un tratado sobre La Sociedad del Cansancio. Donde medita en torno a la autoexigencia, la autoexplotación, el síndrome del quemado (burn out), el déficit de atención, la hiperactividad o el síndrome de agotamiento crónico y la depresión como características de nuestro tiempo, que con gran frecuencia llevan al derrumbamiento del individuo. Han atribuye este fenómeno al neoliberalismo y a su consumisno, como consecuencia de un exceso de positivismo. 

La sociedad moderna era la sociedad disciplinaria (Foucault) que a través de sus instituciones (cárcel ,policía, fábrica, escuela, Iglesia….) y mecanismos aplica la norma o regla natural (no aplica la ley), define lo que es correcto, bueno  o normal. La función de la disciplina  es homogeneizar y normalizar las anomalías de la masa social. SU BASE ES EL QUÉ NO DEBES HACER. Hay una fuerza externa que nos lo indica.

La sociedad contemporanea (nace final de la guerra fría con la caida del muro de Berlín)  es la sociedad del rendimiento. En esta nueva fase el objetivo es la producción, creando mecanismos tecnológicos que incrementan permanente la productividad y en el consumo, a través del desarrollo de algoritmos que permiten predecir los deseos de los individuos, a partir de sus propios comportamientos y de la información que estos entregan voluntariamente a las redes digitales. El individuo vale lo que vale su productividad y es obligado a querer aumentarla, se auto-explota. SU BASE ES TÚ PUEDES (te suena?, yes we can o just do it), la disciplina se camufla en la idea de que somos libres por que elegimos nuestras nuevas exigencias. Somos víctima y verdugo a la vez.

Autoexplotación.

El consumo se asume como parámetro del desarrollo de un país y la explotación contra sí mismo es el elemento primordial de la productividad. Este capitalismo no va ya al cuerpo per se, sino a las emociones, desde allí produce ideológicamente necesidades, para incrementar el consumo, la productividad y el rendimiento. La compulsión a consumir nos condena más en esta lógica de sometimiento y dominación, la cual aceptamos voluntariamente y practicamos inconscientemente.

En nuestra sociedad el individuo se ha convertido en víctima y verdugo de sí mismo; ya que, la autoexigencia para conseguir nuestras metas nos esclaviza, las necesidades creadas nos someten. Cambiamos la obediencia por la autoexigencia. En las nuevas relaciones de dominación lo que escuchamos no es una voz ajena que nos obliga, sino una voz interna que nos desafía y nos impulsa a competir, a ir por más, como el fin último de la existencia. Sin una noción de límite, los individuos se dirigen irremediablemente hacia el agotamiento, el agobio y la depresión. “Hemos pasado de las infecciones en el organismo a los infartos en el alma”.

La multitarea se ha establecido como un requisito, eso hace que nuestra atención disminuya. Este rendimiento en aumento sin límites nos lleva al abismo de la desaparición, individuos que van perdiéndolo todo por el camino mientras la máquina sigue forzándose a sí misma hasta el colapso. “No te rindas, sigue rindiendo”

Han platea qué las revoluciones ya no son posibles, porque ni la dominación ni el poder continúan funcionando como lo hicieron hasta finales del siglo XX. Las esperanzas en la multitud se diluyen porque el individuo se cree libre de elegir pero el neoliberalismo global le asigna un rol: hacerse dependiente, consumir, autoexplotarse, enseñarse perfecto, odiarse, mentir…...El individuo ya no piensa en la revolución, se ha hecho egoista y cobarde, 

El que fracasa se culpa a sí mismo y se avergüenza, “se cuestiona a sí mismo, no a la sociedad”. Ya no se trata de una lucha de clases que se juega en la arena revolucionaria, en el espacio social donde se antagoniza para ganar posiciones, sino de una lucha en la que cada quien lucha consigo mismo en soledad y aislado, por la competencia y la productividad requerida, que destruye la solidaridad y el sentido de comunidad. Creemos que estamos a un sólo click del paraíso soñado, y cuando no lo conseguimos nos culpamos y así dirigimos la agresión hacia nosotros mismos. El individuo es un ser agotado que no se permite el descanso para no perder el tren de los “me gusta”. Ya no se aburre, ni para, ni observa, ni recapacita para volver al equilibrio y poder seguir adelante. (Han aboga por la meditación zen para parar esta espiral de ansiedad y pensamientos recurrentes)

Totalitarismo invisible: La demanda de transparencia

Tenemos un tecnocratismo digital que gestiona incluso el aspecto emocional en los empleados. Hay un cambio de sensibilidad en las relaciones de poder. La base material de la solidaridad desaparece con los centros de producción inmateriales, las multinacionales digitales (tampoco las grandes empresas en general) no se sienten en deuda con la sociedad de la que dependen al 100% para producir y vender su producto, son un ente digital que excluye lo social dela ecuación. También existe un hiperindividualismo narcisista que elimina los espacios de la vieja sociedad laboral. La competencia interior lleva a  la indignación y la rabia. El sujeto compite con el resto de los sujetos que le rodean.

La demanda de transparencia:  “Transparencia es la palabra clave de esta época. Los datos son un medio transparente. Se ha de convertir todo en datos e información. El dataísmo, que pretende superar toda ideología, es en sí mismo una ideología. Conduce al totalitarismo digital”. Esto implica pasar de un mundo organizado en torno a antagonismos nítidos a un mundo de integrismos totalitarios. La transparencia se sitúa como el mecanismo dentro del discurso público, como el objetivo de la libertad de información. UNA SUPER TRAMPAAAAA

Esta sociedad de la transparencia da forma a la sociedad de la información, creándo en la persona la necesidad de acumular la mayor cantidad de información sin importar el sentido, la significación o la verdad contenida, contribuye a producir cansancio, neurosis. Se trata de una crisis del espíritu que afecta todos los ámbitos de la vida. Los datos son números, “contar no es narrar: narrar es lo que lleva al individuo al autoconocimiento”.

La sociedad pierde en ritualidad e intimidad mientras se desnuda

Los rituales, dice Han, dan estabilidad a la vida y son en el tiempo lo que una vivienda en el espacio. El tiempo carece hoy de una estructura firme; no es una casa sino un flujo inconstante. Pasamos de una información a la siguiente, de una vivencia a la siguiente, de una sensación a la siguiente, sin finalizar jamás nada.

Se aleja, pierde presencia,  vacía sus propios contenidos. La seducción se transforma en un simulacro, pues se encuentra vacía de sentimientos y sensaciones, lo digital es superficial. El disfrute inmediato no admite ningún rodeo imaginativo y narrativo, es pornográfico”.

La comunidad está desapareciendo. En las redes sociales el hombre actual busca, en parte, regenerar los vínculos comunitarios perdidos. Sin embargo, fracasa porque las redes sociales son un caldo de cultivo de la autorreferencialidad y del narcisismo. 

El Infierno de lo igual”: Imponiendo lo IGUAL y excluyendo lo DISTINTO.


La transparencia busca la homogeneidad, la simetría y la uniformización de la vida, por tanto “el sujeto en red, digitalizado, es un su propio gran hermano. Así pues, se delega a cada uno la vigilancia”. La hipercomunicación nos expone, ya todo aparece exhibido y nada queda por descubrir. Toda comunicación es una instrucción, que le dice al sujeto qué debe exigirse a sí mismo, desnudarse.

Han señala que se vive en el vacío de las apariencias, en la negación de lo negativo, abiertos a la pura positividad y a una transparencia sin límites, mostrándolo, sin conciencia de que así como somos vistos cada uno podamos también ver a los otros. Mientras más nos conectamos, menos vivimos. Sólo vivimos de aquello que los demás no saben de nosotros.

Han sostiene que esta sociedad, o masa digital, se conforma básicamente de sujetos aislados, pasivos y desalmados incapaces de conformar una comunidad activa y dialogante a la cual se refiere también, como enjambre digital. Para revertir esto, los individuos tendrían que salir de ese narcisismo que los asfixia y que los hace creerse libres en la hipercomunicación, y el torrente de información que les impide pensar. 

LA AGONÍA DEL EROS

Esta individualización, narcisismo,  exposición y esta exigencia de lo igual hace que el amor genuino sea imposible “LA AGONÍA DEL EROS”. Ya no se ve al otro, se ven prolongaciones de nosotros mismos. La permanente comparación con los demás los convierten en objetos de consumo, valorados por el culo perfecto, inteligencia ideal, status deseado…todo lo que nos dejan ver de ellos (¿tendrán algún filtro aplicado?). Estamos condenados por la maximización.

El propio narcisismo no puede palpar al otro, no lo mira ni mira su mirar, lo desaparece, lo hace invisible; asume que el real del otro es la imagen de éste en la red social; lo invita, lo elimina, lo bloquea, lo comparte, lo reconfigura, lo hace partícipe de este mundo irreal de los muertos vivientes: mundo zombie. 

Han dice que el “me gusta” del Facebook sustituye el carácter táctil y corporal con el otro, con la persona real y con lo real en su conjunto. “El nuevo hombre teclea en lugar de actuar. Él sólo querrá jugar y no actuar”. 

50 sombras de Grey: Contrato que minimiza los sentimientos y maximiza las obligaciones. El Eros agoniza y muere.

PSICOPOLÍTICA

El sistema neoliberal  se basa en la hipervigilancia, detecta las amenazas para él mismo y las elimina. El algoritmo que decide lo que mostrarte en redes, es el final de toda libertad.

Las nuevas tecnologías hacen que sea imposible escapar a las exigencias actuales ... .puedes elegir el tipo de móvil, pero no deshacerte de él. El sistema necesita que estemos de acuerdo (o no pensemos siquiera) con sus requisitos para mantener a esas decenas de personas que ocupan la élite, ese acuerdo se va forjando y fortaleciendo lentamente con cada “me gusta”, con cada subida de datos, con cada lectura de las recomendaciones.

Han propone el inconsciente digital frente al inconsciente colectivo. La psicopolítica digital se apodera del inconsciente totalitariamente. “Cada vez se asemejan más votar y comprar, el Estado y el mercado, el ciudadano y el consumidor. 

 Han se interroga ¿Qué política, qué democracia sería pensable hoy ante la desaparición de lo público, ante el crecimiento del egoísmo y del narcisismo del hombre? ¿Sería necesaria una política tecnológica inteligente que condenara a la superfluidad las elecciones y las luchas electorales, el parlamento, las ideologías y las reuniones de los miembros, una democracia digital en la que el botón de “me gusta” suplantase  la papeleta electoral? ¿Para qué son necesarios hoy los partidos, si cada uno es él mismo un partido, si las ideologías, que en tiempo constituían un horizonte político, se descomponen en innumerables opiniones y opciones particulares? ¿A quién representan los representantes políticos si cada uno ya sólo se representa a sí mismo?

La hipercomunicación consecuencia de la digitalización, permite estar cada vez más interconectados, pero la interconexión no trae consigo más vinculación ni más cercanía. Las redes sociales también acaban con la dimensión social al poner el ego en el centro. 

A pesar de la hipercomunicación digital, en nuestra sociedad la soledad y el aislamiento aumentan. Hoy se nos invita continuamente a comunicar nuestras opiniones, necesidades, deseos o preferencias, incluso a que contemos nuestra vida. Cada uno se produce y se representa a sí mismo. Todo el mundo practica el culto, la adoración del yo. 

https://www.diariomayor.cl/miradas/la-magia-filosofica-de-byung-chul-han.html

https://filco.es/byung-chul-han-capitalismo-esclavitud-2/


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